SAN PEDRO DE MACORÍS. Francisco García, de 55 años, un mecánico de oficio, nunca imaginó que durmiendo en la madrugada, varias balas perdidas, producto de una balacera que se originó frente a su casa, iban a arrancarle la vida y herir a un nieto.
SAN PEDRO DE MACORÍS. Francisco García, de 55 años, un mecánico de oficio, nunca imaginó que durmiendo en la madrugada, varias balas perdidas, producto de una balacera que se originó frente a su casa, iban a arrancarle la vida y herir a un nieto.