Una mujer fue hallada muerta en su apartamento del Bronx, Nueva York, en extrañas circunstancias que los investigadores intentan determinar. Entre lo que llamó la atención de los agentes que observaron en primer lugar la escena del crimen, figuraba un rosario. Pero éste no estaba en cualquier lugar: se encontraba alojado en la garganta de la víctima.