Rusia destruyó a principios de junio sus últimas reservas de gas sarín, según el programa Nunn-Lugar de 1991 que proveía asistencia financiera a las antiguas repúblicas soviéticas de la URSS para decomisar armas nucleares y químicas así como sus sistemas vectores. Parte del programa también consiste en la eliminación de armas químicas. A finales del siglo XX Rusia contaba con unas 40.000 toneladas de agentes para hacer la guerra química.